Redacción GM
Una exposición en París recupera la figura del que fue icono de la contra cultura de los años 70 en Estados Unidos pese a llegar a ser el actor mejor pagado de Hollywood.
Pese a los méritos recientes del artista británico del mismo nombre, director entre
otros filmes de 12 años de esclavitud (Steve McQueen, 2014), hablamos del Steve
McQueen que es leyenda. El actor, el personaje, el piloto de carreras, aquel que
convertía en tendencia todo lo que hacía antes de que existieran los “influencers”
o las redes sociales.
otros filmes de 12 años de esclavitud (Steve McQueen, 2014), hablamos del Steve
McQueen que es leyenda. El actor, el personaje, el piloto de carreras, aquel que
convertía en tendencia todo lo que hacía antes de que existieran los “influencers”
o las redes sociales.
La Galerie Joseph de la capital francesa acoge hasta el 30 de agosto una exposición
de fotos y otros objetos relacionados con la vida y obra de Steve McQueen.
Retratos sobre su persona, su trabajo a lo largo de 24 años como actor y sobre esa
vocación a
de fotos y otros objetos relacionados con la vida y obra de Steve McQueen.
Retratos sobre su persona, su trabajo a lo largo de 24 años como actor y sobre esa
vocación a
veces frustrada que era la de piloto de carreras, daba lo mismo que fuera sobre dos o
cuatro ruedas. La exhibición incluye también objetos muy importantes para entender
el legado de McQueen como lo es una réplica del famoso Ford Mustang Fast que
aparece en Bullitt (Peter Yates, 1968), la película que contiene una de las
persecuciones más famosas de la historia del cine.
persecuciones más famosas de la historia del cine.
Steve McQueen fue (y es) todo un referente tanto dentro como fuera de la pantalla.
Muchas de las películas que conforman su filmografía son auténticas joyas
cinematográficas, un manual sobre lo que es el cine de género. Bullittsigue
inspirando a día de hoy a un gran número de películas, como la última cinta de
Edgar Wright; cuando se estrenó El rey del juego (Norman Jewison, 1965), la
televisión todavía no había puesto de moda la variante de póker que se juega hoy
en día y las escenas principales son a “5-card stud”, pero aun así permanece como
una de las mejores historias sobre juego que se han llevado a la gran pantalla; años
más tarde, con Infierno en la torre (John Guillermin, 1974) sentó el precedente de
lo que serían las grandes producciones sobre catástrofes de finales de los 70 y 80.
El gran escape (John Sturges, 1963) es no solo imprescindible en el género del cine
bélico sino también en el de prisiones; Los siete magníficos (John Sturges, 1960) es
a la vez un gran ejemplo de western moderno y de cómo hacer una buena adaptación
(en este caso del film japonés Los siete samuráis, Akira Kurosawa, 1954).
Edgar Wright; cuando se estrenó El rey del juego (Norman Jewison, 1965), la
televisión todavía no había puesto de moda la variante de póker que se juega hoy
en día y las escenas principales son a “5-card stud”, pero aun así permanece como
una de las mejores historias sobre juego que se han llevado a la gran pantalla; años
más tarde, con Infierno en la torre (John Guillermin, 1974) sentó el precedente de
lo que serían las grandes producciones sobre catástrofes de finales de los 70 y 80.
El gran escape (John Sturges, 1963) es no solo imprescindible en el género del cine
bélico sino también en el de prisiones; Los siete magníficos (John Sturges, 1960) es
a la vez un gran ejemplo de western moderno y de cómo hacer una buena adaptación
(en este caso del film japonés Los siete samuráis, Akira Kurosawa, 1954).
Las películas de Steve McQueen se reflejan todavía en el trabajo de un gran número
de cineastas y actores, como es el caso de las mencionadas. Otras como El caso
Thomas Crown (Norman Jewison, 1968), cuentan con “remakes” posteriores, sin
embargo, sea lo que sea, Steve McQueen lo hizo primero (y lo hizo mejor).
Su biografía está plagada de curiosidades incluso antes de que saltase a la fama en
1960 con Los siete magníficos. Son muy conocidos algunos de sus romances, como
el que mantuvo con Ali MacGraw, la inolvidable actriz de Love Story (Arthur
Hiller, 1970), o su rivalidad con Paul Newman -el galán de ojos azules por
excelencia, y también amante del motociclismo-, pero si por algo se recordará
a Steve McQueen es por su imagen.
Hiller, 1970), o su rivalidad con Paul Newman -el galán de ojos azules por
excelencia, y también amante del motociclismo-, pero si por algo se recordará
a Steve McQueen es por su imagen.
McQueen tuvo fama de ser una persona complicada, pero fueron varios los
directores que repitieron con él. El actor fue bastante selectivo con sus trabajos,
aprovechando cualquier oportunidad para introducir en ellos su mayor afición:
el motor, ya fuera
directores que repitieron con él. El actor fue bastante selectivo con sus trabajos,
aprovechando cualquier oportunidad para introducir en ellos su mayor afición:
el motor, ya fuera
como coleccionista o como piloto. Su atractivo y ese don para hacer lo que le
placía, fueron la clave de su éxito. En cierto modo, ser tan exclusivo fue lo que
le hizo popular.
placía, fueron la clave de su éxito. En cierto modo, ser tan exclusivo fue lo que
le hizo popular.
Steve McQueen tenía el aire atormentado de James Dean, el carácter rebelde de
Marlon Brando y la picaresca del británico Michael Caine, pero era mucho más
ambicioso. En 1974 se convirtió en el actor mejor pagado de Hollywood, dinero
que usaba para ampliar su colección de autos tal y como hacía desde que recibiera
su primer sueldo como intérprete. De hecho, después de llegar a ser quien más
ganaba estuvo dos años sin rodar nada.
ganaba estuvo dos años sin rodar nada.
Los autos y las motos, especialmente la Triumph Bonneville de El gran escape,
se siguen relacionando con McQueen tanto o más que sus actuaciones. Pero no solo
eso.
se siguen relacionando con McQueen tanto o más que sus actuaciones. Pero no solo
eso.
Su estilo inspira colecciones de ropa o comerciales de televisión. Las gafas Persol,
los relojes Heuer o Rolex que solía usar, o las cazadoras Barbour o Harrington
siguen estando tan de moda como esa mirada eterna del “King of cool” quien,
casi 40 años
los relojes Heuer o Rolex que solía usar, o las cazadoras Barbour o Harrington
siguen estando tan de moda como esa mirada eterna del “King of cool” quien,
casi 40 años
después de su fallecimiento, sigue tan vivo como lo estaba al volante de su
Mustang.
Mustang.